Desde hace unos
cuantos años han ido proliferando cada vez más los usos de las redes sociales.
Hoy en día cualquier persona tiene una cuenta de Facebook, Twitter, Instagram o
cualquier otra red social. Además, si a esto le añadimos que casi todo el mundo
tiene internet en casa y/o dispone de un teléfono Smartphone, prácticamente podemos decir que nos llevamos la vida
social a cuestas o mejor dicho, en el bolsillo.
Hay personas que
usan estas redes como mero entretenimiento, para informarse, interactuar,
opinar, trabajar, para mostrarnos sus vidas, para hacerle frente a la soledad, como
un medio de desahogo de la rutina, para cotillear las vidas de otros, para contar su verdad, para
engañar, etc…por lo que a través de todos estos usos se pueden encontrar y crear
miles de perfiles distintos.
Se llama “Vida
2.0” al compendio de interacciones que se tienen a través de internet, es la
otra vida, como si fuese algo paralelo, diferenciado. Y se denomina “Vida 1.0” a la real, las
relaciones que tenemos con nuestra familia, pareja, amigos y compañeros de trabajo en
el día a día, más de tú a tú, el cara a
cara.
Yo en particular
he sido y soy usuaria de estas redes sociales y me cuesta la vida (una, que es
la única que tengo) diferenciar entre la vida 1.0 y la 2.0 porque la que
escribe e interacciona vertiendo sus opiniones soy yo, no la vecina del quinto
ni mi prima la del pueblo y por lo tanto me preocupa no sólo lo que escribo
sino la forma en que trato y me relaciono con los demás porque entiendo que
detrás de la gran mayoría de estos perfiles de las redes sociales, hay personas
como yo y no borregos o gente a la que le importa todo una mierda. Por eso hay
una máxima que en la vida siempre ha funcionado bien “no hagas a los demás lo
que no quieres que te hagan”.
Me considero
alguien bastante equilibrada, tengo mis cosas, virtudes y defectos, como las tiene todo el mundo y con eso cuento.
No engaño a nadie porque no me sale, vais a ver lo mismo de mi siempre en cualquier
ámbito social donde podáis encontrarme porque además, tampoco me escondo y mi
palabra es lo que entre otras cosas soy y tengo. Soy una tía divertida y seria
cuando hay que serlo, igual que la vida misma, pues la vida que tenemos es una,
yo no soy sólo un perfil, soy una persona que ríe y se divierte la mayor parte
del tiempo y llora o sufre cuando toca.
En esta “Vida 2.0” hay muchísimas personas tan reales como me considero yo,
gente a la que he podido conocer y a la que tengo un grandísimo cariño y afecto.
Esto ha sido posible porque nos hemos tratado siempre con respeto y como si nos
hubiésemos cruzado en la calle, en un bar o cualquier lugar y piensas que es
una magnífica suerte que os hayáis cruzado y conocido. Personas con las que
mantendré, en muchos casos a pesar de la distancia, una amistad para siempre.
Por otro lado, tenemos a personas a las que por desgracia les sale prácticamente
gratis esconderse tras el perfil de una red social y borrar todas esas
interacciones de un plumazo, o más concretamente en este caso de un click.
Creo que la deshumanización nos come el
terreno a pasos agigantados y eso es algo absolutamente abominable.
No sé qué me ha
pasado exactamente pero me he cansado de la gente y eso es algo bastante raro
en mi porque soy una persona muy social, siempre me han gustado las personas,
aún y después de todo sigo creyendo en ellas pero estoy en un punto de mi vida
en la que no me apetece nada conocer gente nueva, me da algo de pereza y por
otra parte veo tal postureo, tanta falta de auntenticidad , gente tan poco real que
no termino ya de fiarme, puede que me haya vuelto desconfiada o que la
deshumanización también me haya alcanzado.
Me quedo sin
duda con lo que tengo, con lo bueno que he conocido y con quien ya sabe que
quiero conocer.
Si llega gente,
por favor, que llegue ligera y de frente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario